El proyecto consiste en la reforma integral de un antiguo y amplio local, en parte de uso industrial, para albergar los nuevos espacios de trabajo de las empresas Verne arquitectura y BigD Design that matters. Las nuevas oficinas se encuentran en el centro de Pamplona.

Verne Headq

El local, emplazado muy cerca del centro urbano de Pamplona, cuenta de origen con dos ámbitos diferentes: un espacio inicial, de casi 5 metros de altura, situado bajo un edificio de viviendas de los años 50. Y un espacio anexo, de mayor tamaño y altura, que era en origen una nave industrial. El primero de ellos linda en planta baja con la calle Larrabide y contiene el acceso, puesto que el segundo -la nave- vuelca a la calle Santa Marta en planta primera, debido al fuerte desnivel que presenta la trama urbana en esta zona.

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Verne es el antiguo estudio de arquitectura MLMR de Pamplona que ha decidido trasladarse y cambiar su imagen corporativa.

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Antes de realizar la reforma, ambos espacios se encontraban totalmente compartimentados y albergaban unas oficinas tradicionales. Sin embargo, la apuesta del proyecto fue exactamente la contraria: prescindir de particiones interiores lo máximo posible, para generar espacios de trabajo totalmente abiertos, diáfanos, luminosos y conectados entre sí. De tal modo que el espacio original -en especial el ámbito de la nave- recuperara su condición original, que se antojaba mucho más interesante y potente.

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La operación de reforma en dos partes

En primer lugar Verne Arquitectura derriba los antiguos tabiques y entrepisos, con el fin de recuperar y rehabilitar el espacio original. Se sustituyeron cerramientos, se derribó la fachada de la calle Larrabide, se impermeabilizaron zonas de la cubierta de la nave, se consolido parte de la estructura e incluso se abrieron dos ventanales Velux para permitir mayor entrada de luz. Una vez que el espacio había quedado vacío y consolidado, se procedió a la segunda fase; la construcción del nuevo espacio de trabajo.

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El diseño de este responde a la doble condición espacial del local. Así, en la parte inicial, algo más baja, se sitúa el acceso, un amplio espacio que funciona como vestíbulo, un taller con acceso independiente y la gran escalera que conduce a la planta superior. Allí se ubican un despacho y dos salas de reuniones. Se pretendió situar en esta zona todos los espacios que necesitaban cierta compartimentación para liberar por completo el segundo ámbito, el gran espacio de trabajo, que se sitúa en el recinto de la antigua nave industrial.

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El espacio diáfano de trabajo

Es el ámbito estrella del proyecto: unas enormes mesas conviven con una larga librería, estanterías para materiales y prototipos, y una pequeña zona abierta de office. Dos ventanales gigantescos bañan de luz al espacio, que queda dominado en su parte superior por la presencia de la antigua estructura de la nave -unos arcos con tensores de acero- y los tubos helicoidales de la instalación de ventilación; que se deja vista en casi todo su recorrido.

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Sobre este espacio, Verne Arquitectura vuelca, igualmente, las dos salas de reuniones que quedan suspendidas en el aire situadas a medio camino entre la zona inicial y la zona de la nave. La estructura que las sustenta es extremadamente ligera, puesto que el forjado se conforma con paneles de CLT que sea apoyan en los extremos de la nave y se cuelgan en el centro del vano. Así, se libera el espacio inferior de cualquier elemento vertical de apoyo.

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Policarbonato y madera

La elección de los materiales refleja igualmente la doble condición espacial del proyecto. Por ende, en la zona inicial Verne emplea el policarbonato, tanto para la fachada como para las particiones interiores, de tal modo que la luz diurna atraviesa dichos paramentos suavemente y baña el interior. Comparte protagonismo con el anterior, el metal lacado en blanco, ligero y luminoso; ya sea en las puertas de acceso ejecutadas con malla deployé, en el altillo de tramex que contiene las instalaciones, en la estructura de la escalera o en las propias carpinterías del policarbonato.

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En cambio, en segundo espacio, el ámbito de la nave, se produce un cambio, anticipado ya por el forjado de CLT. Así, el policarbonato cede su protagonismo ahora a la madera de abeto, que baña algunas paredes gracias a los armarios y a las estanterías. Si antes el policarbonato aportaba luminosidad para el ámbito de acceso, ahora la madera aporta cierta calidez y calma para el espacio de trabajo.

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Materiales y texturas

Junto a los materiales anteriores, y al blanco de las paredes laterales y techos, completan la paleta los materiales empleados en suelos. En la planta superior se disponen piezas de 15cmx15cm cerámica no esmaltada. En la planta baja se recurre a un bello terrazo con fragmentos de mármol blanco y fondo gris. Ambos, la cerámica y el terrazo, buscan recuperar el “sabor” industrial relacionado con el origen del local.

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La misma intención persigue, de hecho, el diseño de las instalaciones: tanto los tubos de la ventilación con parte de la maquinaria se dejan deliberadamente a la vista; siempre, claro, en lugares perfectamente elegidos. Se produce así un diálogo interesante entre elementos pseudoindustriales como dichos suelos, las instalaciones o incluso el policarbonato, con las superficies más cálidas de la madera o la ejecución minuciosa de muchos detalles; como rodapiés enrasados, fosas en el pladur, puertas sin marcos visibles, etc.

Mobiliario e iluminación

Por último, Verne completa la operación con una cuidadosa elección del mobiliario. Se busca colocar piezas que concuerden con la condición tan abierta, creativa y contundente de los espacios; y con los efectos ya citados que producen los materiales. Así, se emplean en las salas de reuniones piezas más coloridas diseñadas por los Eames y distribuidas por Vitra. Y, en cambio, se utilizan elementos algo más contenidos y más técnicos en el ámbito inferior, como son las sillas ID Mesh, una mesa alta Ad Hoc de Citterio, los taburetes Hal, también de Vitra. Las mesas Tec de Dynamobel.

Los colores rojo, azul mar y gris perla de las sillas penetran en el espacio de trabajo a través de los vidrios de las dos salas de reuniones. Se mezclan así con la calidez de la madera, el verde de las plantas que pueblan el espacio y, sobre todo, con la luz que entra a través de los ventanales. Todo ello configura un espacio de trabajo libre, dinámico y muy amplio, que resulta idóneo para dos empresas que, bien en la arquitectura o bien en el diseño industrial, afrontan sus tareas con gran creatividad.