Para arropar la historia de la pérfida editora de moda y la ingenua aspirante a periodista, los directores de arte de “El diablo viste de Prada”, acuden a un repertorio sofisticado pero convencional basado en el blanco y negro y la ausencia de confort. ¿Cómo es que los diseñadores de moda no se atreven con los espacios?

La explosiva Miranda Priestley/Meryl Streep, directora de la revista Runway, contempla escéptica el aspecto de su nueva asistente, la ingenua y torpe Andrea que interpreta Anne Hathaway y le suelta. “¿Un vestido de flores en primavera? Qué gran idea”. La historia, convertida en cinta de culto, muestra el choque cultural entre la aparente superficialidad del mundo de la moda neoyorkino y la sencillez acomplejada de una chica sin más ambiciones que labrarse una carrera periodística en la ciudad que nunca duerme.

The devil wears Prada

Campo versus Prada

La eterna dualidad entre el campo virtuoso y la diabólica ciudad se libra aquí en formato cultural mostrando los excesos histéricos de la directora de la revista de moda, inspirada en Anne Wintour, temible mandamás de Vogue y jefa real, durante un año, de la autora del libro en que se basa la cinta. Las excentricidades del personaje suponen una crítica abierta a la inconsistencia de este universo, con un puntito de nostalgia.

El contraste visual se confía al sofisticado vestuario de marca utilizado en todas las escenas. Pero también a las oficinas singulares de Miranda que, según malas lenguas, son un calco de las que utilizaba la Wintour. El trabajo genial del director de arte de la cinta convierte a los escenarios en el tercer protagonista de la película. Así como en un testimonio involuntario de lo que significa diseñar pensando exclusivamente en la estética Prada.

The devil wears Prada

Confort cero

Los despachos de la revista funcionan como un glamouroso vestido más que exhibir al público, como una segunda piel que cubre de lujo y sofisticación la actividad editorial de la empresa. “Muchas chicas matarían por este puesto de trabajo” le dice el editor a la joven asistente. Pero, desde luego, no se está refiriendo al propio espacio sino a la proyección que puede ofrecer a su futura carrera. La comodidad, la ergonomía y el buen ambiente son temas que no tienen cabida en estas oficinas. Ni siquiera la jefa cuenta con un mobiliario especialmente orientado al confort.

Minimalismo

Los blancos de la decoración apelan al minimalismo, pero los detalles, las flores y los materiales hablan de una opulencia que personifica el gusto de los expertos en moda. Los acabados en blanco y negro, la transparencia del cristal, los espejos y las fotografías en las paredes rinden tributo certero a una filosofía corporativa basada en lo visible. El lujo y la sofisticación como finalidad en sí mismos.

El triunfo de la imagen banal sobre las personas

El brillo y el oropel del metacrilato se imponen a las buenas intenciones de la novata. Hasta contaminar su inocencia y llevarla al borde del abismo de la tontería, de donde la rescata su corazón puro del Medio Oeste alertado por la merienda de negros en que se ha convertido la redacción. Dejará a su novio y encontrará un trabajo serio en una redacción sesuda. Pero le ha mordido la serpiente del diseño y nunca volverá a ser la misma.

The devil wears Prada

Si Prada diseñara muebles

Jess Gonchor, director de producción de la película, se encargó de personalizar cada espacio. Para darle el toque perfecto que refleja la personalidad intrigante de los editores de la imaginaria revista Runway. La crítica coincidió en que tanto Gonchor como la escenógrafa Lydia Marks lograron un trabajo impecable con el uso de muebles y decoración disponible en el mercado. Creando un plató sugestivo que refleja la sofisticada tensión de una publicación de moda marcada por el intenso estilo chic, exquisito, eficiente y femenino de su directora. Lástima que la ropa de Prada no se hiciera extensiva a los muebles. Pocos diseñadores de moda se han atrevido con el interiorismo y las excepciones, como Giorgio Armani, confirman la regla.

TEXTO MARCEL BENEDITO. 
FOTOGRAFÍAS EL DIABLO VISTE DE PRADA CORTESÍA FOX 2000 PICTURES