El humano es un ser flexible por pura supervivencia. La bióloga evolutiva Elisabeth Oberzaucher reflexiona, en el marco de la última edición de la muestra Paperworld Frankfurt, sobre la ventaja que supone que la especie humana reaccione de manera adaptable a su entorno de trabajo continuamente cambiante y la cuestión de si los humanos realmente quieren ser flexibles o, simplemente, son capaces de serlo.

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De acuerdo con las teorías de Darwin, solo los que están mejor preparados para la lucha diaria sobreviven. Esto se traduce en la opinión generalizada de que, cuanto más especializado esté el individuo, más progresará. ¿Pero, ocurre eso en realidad? ¿Quién sobrevivirá a largo plazo si su entorno está en un estado de constante cambio? ¿El individuo especialista o el generalista?

Ecosistema empresarial

Si transferimos esto a nuestro entorno de trabajo habitual, podemos ver que muchas estructuras deberían ser reconsideradas. El ecosistema del sector empresarial está cambiando constantemente debido a grandes tendencias como la globalización, la digitalización, la demografía, la movilidad y la automatización. Todo esto tiene un impacto evidente en el lugar de trabajo que, diseñado de manera flexible, tiene que satisfacer una variedad de necesidades. Reuniones informales, comunicación, trabajo concentrado, presentaciones, trabajo en equipo y muchas otras nuevas formas de plantear las tareas.

Al igual que los pequeños biotopos en la naturaleza, las nuevas áreas de oficina ofrecen a las diferentes «especies» de empleados un hábitat de trabajo específico. La oficina se transforma en un archipiélago de pequeños mundos y cambia el rígido orden y control de las oficinas de planta abierta por un panorama flexible de diferentes territorios a través del «desorden» estructural.

Pero, en realidad, no importa cuán flexible sea nuestro entorno. La cuestión que nos interesa es ¿cuán flexibles somos realmente las personas?

Elisabeth-Oberzaucher
Paperworld 2019

Una especie exitosa

Afortunadamente, somos flexibles. De lo contrario, no habríamos sido una especie tan exitosa en el reino animal. Siempre digo que el homo sapiens es una especie que no puede hacer nada particularmente bien pero puede hacer un poco de todo. En otras palabras, somos animales generalistas clásicos y podemos sobrevivir en casi cualquier hábitat. En contraste con muchas otras especies animales, hemos logrado conquistar todo el mundo. Si no fuéramos flexibles, esto no hubiera sido posible. Sin embargo, dentro de esta cualidad, hay algunas cosas que son más fáciles para nosotros que otras. Y en este contexto, nuestro entorno de vida es muy relevante.

Por ejemplo, podemos suponer que una parte significativa de la historia evolutiva humana tuvo lugar en la sabana del este de África en condiciones particulares a las que nos hemos enfrentado bastante bien. En comparación con el entorno de vida moderno y urbano de hoy, esta sabana era extremadamente simple. Hoy en día, gran parte de la humanidad vive en grandes ciudades. El nuevo entorno, a la inversa, es tan complejo y está lleno de tantos desafíos que los patrones biológicos están sobrecargados y confundidos. Por lo tanto, debemos proponer algo nuevo, a nivel social y cultural, para hacerle frente a largo plazo.

Paperworld 2019

Emociones urbanas

La vida urbana altera nuestras emociones porque las ciudades son complejas. La densidad de los estímulos es muy alta. Muchas personas viven juntas en un espacio relativamente pequeño lo que, a su vez, es una fuente de estrés para el desarrollo de las relaciones.

Estamos abrumados por las opciones y la flexibilidad del mundo moderno. Una indicación de esto es que nos enfrentamos a una gran cantidad de decisiones en la vida cotidiana. Por ejemplo: si el menú de un restaurante ofrece muchas opciones, aumenta el estrés, mientras que lo contrario sería más ventajoso para nosotros. Es mucho más sencillo gestionar situaciones si solo disponemos de un rango manejable de decisiones que tomar. Hemos sobreestimado la libertad de escoger. En teoría, por supuesto, queremos una gran cantidad de opciones, pero en la práctica preferimos manejar solo una pequeña selección, en cualquier actividad.

Por un lado, la flexibilidad biológica es la fuente original de variabilidad genética, los patrones clásicos de mutaciones. Los animales especialistas se caracterizan por una flexibilidad muy baja y están organizados de manera muy eficaz de acuerdo con sus necesidades específicas. Sin embargo, si las condiciones generales cambian un poco, ya no pueden hacer frente al reto vital.

A la inversa, los generalistas, en el otro extremo del espectro, están organizados como una navaja suiza. No existe una función que no pueda hacerse mejor con herramientas especiales. Esto significa que los generalistas pueden lidiar con los cambios ambientales de manera particularmente flexible.

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Paperworld 2019

Innovadores versus tradicionales

La pregunta sobre especialistas y generalistas es exactamente la que Charles Darwin no respondió. En su teoría de la evolución, dijo que el principio de adaptación del especialista siempre conducía a las mejores posibilidades de supervivencia. Sin embargo, no consideró la eventual variabilidad del entorno. Los entornos variables representan un gran desafío para la evolución de los organismos, y los generalistas están mucho mejor posicionados que los especialistas debido a las características de la adaptación.

Aunque no hemos existido durante mucho tiempo, las influencias del hombre en la tierra han sido muy apreciables. El impacto humano negativo de la explotación masiva de recursos va mucho más allá de las posibilidades biológicas. Es decir, el uso de automóviles, el consumo excesivo, la tecnología, conllevan un desperdicio de recursos que causa una serie de problemas. Vivimos en un mundo que está muy alejado del marco evolutivo.

Adaptación

Si bien tenemos la habilidad de adaptarnos fácilmente, no siempre la vivimos y, ciertamente, no la disfrutamos. Esto se debe a las estructuras de personalidad de los seres humanos. La búsqueda de nuevas experiencias no es compartida con la misma satisfacción por todas las personas. Las que buscan nuevas experiencias también se adaptan bien a las condiciones de vida cambiantes. Los más tradicionales, por su parte, aseguran que los patrones probados continúen existiendo y funcionando con eficacia.

Biológica y culturalmente, la innovación y la tradición se complementan bien. En la combinación correcta, se encuentra el beneficio evolutivo del ser humano. Si solo pensamos y vivimos de manera innovadora, los logros buenos y establecidos se cuestionan o descartan con lo que la experiencia sirve de muy poco. Un enfoque puro en los valores tradicionales, por otra parte, impide el progreso y no hay manera de responder al cambio.

Tradición e innovación

Entonces, ¿cuál es la combinación correcta entre tradición e innovación? Desafortunadamente, no es posible determinar la combinación ideal y, nuevamente, todo depende de las condiciones previas. En otras palabras, las oportunidades de ser flexible existen pero, a veces, no se aprovechan porque perseguir estrategias probadas parece ser más prometedor a corto plazo.

Es importante tener en cuenta que el comportamiento humano no está genéticamente predeterminado. Por lo tanto, me gusta usar la imagen de una ligera pendiente para explicar el fenómeno de lo flexible: si actuamos de acuerdo con nuestro material genético, sería como si estuviéramos en una ligera bajada. Ese es el impulso natural, el sentimiento natural. Sin embargo, también podemos ir cuesta arriba. Los humanos, incluso, podemos escalar el Everest en contra de nuestras sensibilidades evolutivas: y solo depende de nosotros hacer este cambio de dirección.

TEXTO ELISABETH OBERZAUCHER. 
ILUSTRACIÓN RAÚL BENEDITO
Elisabeth-Oberzaucher

Elisabeth Oberzaucher es Doctora en Zoología por la Universidad de Viena, especializada en comportamiento humano. Dirige el Instituto de investigación Urban Human y ha escrito un libro, “Homo urbanus, an Evolutionary Biological Look into the Future of Cities”, considerado como el mejor libro científico de 2018. Participa como teórica en esta edición de Future Office, Paperworld.